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EL TEATRO TAMBIÉN SE LEE: DRAMATURGIA DEL NOROESTE DE ENRIQUE MIJARES


11/09/2019

Varias son las antologías de teatro mexicano que se pueden encontrar en las librerías de nuestro país. Escasas las que consideran un eje de integración flexible, por no decir que permita la superación de los límites de la etiqueta a la que adscriben las composiciones. En otras líneas, para we’re, ya he sugerido que la desintegración del punto de vista teatral propuesto por el posdrama mexicano en lo que va del siglo XXI ha llevado a los autores, directores o actores a renunciar al testimonio textual de sus obras debido a que privilegian la espectacularidad del acto en una especie de vindicación de lo que las tradiciones teatrales les han arrebatado en la delicada labor de transmisión textual del arte teatral. En tanto que pocas personas dentro de esta industria espectacular, mayoritaria y tristemente hecha a modo en nuestro país, se preocupan por mantener un equilibrio entre la importancia que adquiere el suceso escénico irrepetible y la consecución de una poética textual y espectacular del hecho, y en tanto que otros evaden su incapacidad frente al dominio de la bestia textual, otros, pocos y no con poco éxito, concentran su creatividad precisamente en la superación de los límites impuestos por el papel, retándose a sí mismos como directores y como escritores de teatro. Afortunadamente para quienes gustamos del negocio de la ´carátula y la farándula’, como lo denominaba Cervantes, pero que nos mantenemos al margen dos las disputas internas institucionales de todo tipo y a todo nivel de lo arriba mencionadas, existe siempre la posibilidad de voltear a los espacios teatrales, incluidos los libreros, y encontrarnos materiales novedosos dentro un solo volumen publicado. Este es el caso de Dramturgia del Noreste compilada por Enrique Mijares y que es una coedición de las universidades Autónoma de Sinaloa y de la Universidad Juárez del Estado de Durango, en la cual se compilan 11 obras ricas en estructura, temas y argumentos; así como en posibilidades de realización espectacular. En efecto, la marquesina universitaria ampara los contenidos que con ojo de entomólogo Mijares integra en el volumen. Las palabras preliminares del compilador recuerdan, por lo menos hasta donde alcanza mi experiencia a recordar, los discursos de Ortega y Gasset; y de Alfonso Reyes, entre otros críticos importantes de las vanguardias del siglo pasado, en torno a la deshumanización del arte y las producciones culturales centralizadas. Y es que entre la siempre interminable disputa entre antiguos y modernos, para el volumen, lo fundamental es dejar en claro que existe un continuum cuya base son las expresiones grecolatinas, que atraviesa la historia teatral de la humanidad, y en el que subyacen “ejercicios de análisis conectados directamente con el reportaje, la crónica [y] la reflexión histórica.” (p. 9). Esto no quiere decir que las composiciones contenidas se ciñan estrictamente al recurso realista; por el contrario, si bien este se puede seguir en las 11 obras, lo más destacado es que en ninguna de ellas llega a ser un cliché, sino que se transforma en una herramienta enriquecedora de los dramas, pues contribuye al efectivo desarrollo de las estructuras dramáticas. Así, todas las piezas contenidas son dignas de mención en relación con su carácter de texto teatral —dramático y espectacular—. Por otro lado, no es que el aspecto noticioso trate de tematizar las piezas bajo un mismo cajón de catálogo. Se trata, junto con el compilador, de comprender que todos los textos son “convenciones abiertas para comunidades plurales específicas, un teatro —dramaturgia, teatralidad, interpretación— polisémico para espectadores —percepción, recepción, apropiación, interpretación, coautoría— locales, actuales, vivos y actuantes.” (p. 11) En otras palabras, se trata de un teatro que comunica, no únicamente que se representa y que es hecho por gente de teatro para amigos, familiares, guppies o toda suerte de conocidos que asisten más por adulación que por comprensión a los foros de representación o que atienden al consumo de las obras por otros medios como el editorial. Bajo la perspectiva de integración expuesta, así como la de presentar un desfile de personajes que, fuera de ser plantearse modelos culturales, son el vivo reflejo de situaciones humanas que van de lo real a lo maravilloso; o que se resisten a mantenerse en la realidad, porque lo único que siempre ha podido salvar a la humanidad es su capacidad para proporcionarle un detalle que la haga más llevadera, aunque no menos dolorosa; Dramaturgia del Noreste es un compendio cuya riqueza conviene hojear y llevar a las tablas por todo aquello que el arte teatral invita a repensar de la sociedad mexicana de esa región del país. Finalmente, vale decir que las composiciones tienen una poética propia explícita en todos los niveles de la escritura. Mencionar alguna en específico es demeritar a las demás. Lo que si se puede asegurar al lector es que el volumen está diseñado tanto para un público lector curioso, como para uno especializado. Cada uno interpretará lo que le plazca, pero ninguno dejará de notar la importancia de los recursos estéticos y estilísticos utilizados por los autores. Además, como queda claro, la especificidad del presente volumen está planteada con la finalidad de dar seguimiento y superar un proyecto comenzado con Dramaturgia del Norte, antología que en 2003 publicó el mismo compilador con criterios menos sistemáticos. Por el contrario, en Dramaturgia del Noreste se hallará frente a un sistema de compilación más trabajado y con fines de promover el teatro mexicano de autores de cinco estados que, en la actualidad, están en constante lucha contra todo tipo de manifestación de violencia. Los autores y textos que integran en volumen: Roberto Corella, Juego de Naipes Sergio Galindo, ¡Juilas! Que vamos lejos Cuberto López, Matar al sol Elmer Mendoza, ¿Viste la película de Pink Floy? Virginia Hernández, Ilegala Ángel Norzagaray, El álamo santo Ramón Perea, Ilusiones para pescar en un barco llamado Melodía Calafia Piña, Retazos Mario Jaime Rivera, Lilith Rubén Sandoval, Los tres tristes tigres (el silencio) Daniel Serrano, El cazador de gringos Dramaturgia del Noreste, Enrique Mijares (comp.) UAS-UJED, 2013. 364 pp




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