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Traen ‘Barcos para armar’


23/03/2016

Jesús Ramón Ibarra es el poeta sinaloense que más premios nacionales ha obtenido. El año pasado ganó el máximo galardón que se otorga a la poesía en México, el Premio Aguascalientes. La Editorial de la UAS, junto con Editorial Atrasalante, crearon un libro para que los sinaloenses y los lectores en general conozcan desde un solo texto una selección de sus poemas, que ofrecen una síntesis de sus temas, obsesiones y la urdimbre de su trabajo. El también poeta sinaloense Francisco Alcaraz asumió la responsabilidad de presentar el libro Barcos para armar, que es una selección de obras de los poemarios de Jesús Ramón Ibarra. El poeta nació en 1965, en Culiacán, después de obtener en los años 90 el premio Inés Arredondo. Ganó también el Premio Clemencia Isaura, en 1994, por Defensa del viento y en 1998 lo volvió a recibir por Barcos para armar. Hoy retoma el nombre de ese poemario para dar título al volumen que ofrece un panorama general de su poesía. La pulcritud y la economía verbal definen el estilo de Jesús Ramón Ibarra. Maneja el ritmo con precisión, tiene muy buen oído, cualidad que no lo han privado de crear imágenes brillantes, comentó Francisco Alcaraz. “Su producción está marcada por una unidad temática y estética que permite ver su evolución. En sus dos primeros libros tienen carta de naturalidad el erotismo y el mar, pero sobre todo la nostalgia por la casa paterna; luego se sintió atraído por la contemplación de su descendencia”, compartió. “El elemento que funciona como centro gravitacional en toda la obra de Ibarra es el juego, el futbol es un tema recurrente, juega con las palabras para crear cosas nuevas, Barcos para armar es un juego y también todo juego puede convertirse en una cosa muy seria”. La música es también un tema abordado con pasión por Jesús Ramón Ibarra. Tiene poemas y hasta libros dedicados a los hombres del jazz, pero también a los individuos que viven para el futbol. “En los libros de poemas dedicados al jazz y al futbol, su voz poética ha buscado alejarse del yo, para acercarse al drama humano. En el poemario El arte de la pausa, Ibarra va al otro, aborda su conciencia, se convierte en su voz o en su intérprete para dejar hablar a la poesía”, señaló. “Tiene una filiación con la poesía mexicana, sobre todo con los poetas nacidos a finales de los años 40”. Jesús Ramón se emocionó con esa afirmación, que lo acerca a los poetas que lo han deslumbrado con su trabajo. “El primer libro que logró emocionarme fue El cardo en la voz, de José Luis Rivas; también Habla Scardanelli, de Francisco Hernández, que se convirtió en un libro de culto en los 80. En él, el poeta asume la voz de otra personas. Ese libro fue el que me ayudó a ver la posibilidad de escribir sobre personas que no eran yo, así encontré este reducto creador en el que se ven en temas como el jazz y el futbol”, dijo. “Otra cosa importante que descubrí en los textos de Rulfo es su vitalidad poética. Ahí fue donde me di cuenta que se podía ser poeta y narrador al mismo tiempo”. Alcaraz subrayó el amoroso acercamiento que Ibarra tiene con el jazz. “En el libro de poemas El arte de la pausa ofrece un acercamiento al jazz a través de la poesía, deja que el lector toque la experiencia del instante de la creación, busca descubrir el éxtasis de la revelación en donde se evidencia que en poesía la forma es fondo. Reconoce, que igual que el jazz , la poesía no termina con el sonido, porque al igual que la poesía, el silencio está cargado de significados”.




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