En esta obra, ganadora del 13° Premio Internacional de Ensayo convocado por Siglo XXI Editores, la UAS y El Colegio de Sinaloa, el autor se pregunta por el lugar de la obra de arte, por la posibilidad de reconocerla o discernirla, de distinguirla, de asumir su singularidad, de acompañarla hasta donde ella ha llegado o podido llegar, tras lo cual concluye que esto depende del fundamento/lamento desde cuyo régimen y en cuya neblinosa o prístina atmósfera aparezca la propia obra.
En la edad arcaica está profundamente enterrada o integrada en el mito, y en la Edad Moderna cuesta cada vez más trabajo separarla de la técnica.