En este volumen, el autor parte de la certeza de que ninguna política pública
tiene garantizado el éxito: son muchas las que fracasan y muchas otras generan efectos inesperados e indeseables, por lo que quienes las diseñan deben obrar con prudencia y humildad, aprender de la experiencia, tratar de entender cada situación en su singularidad y complejidad, evaluarlas y exponerlas al escrutinio público y reelaborarlas o abandonarlas cuando sea necesario. Actuar, sí, pero bajo la ética de la responsabilidad y con sentido de la realidad.