Los cuentos de Eric Nepomuceno desmienten la arraigada percepción que tenemos de la experiencia como el remedio a los males humanos. No importa si los personajes se enamoran por primera vez, si necesitan confiar en la pureza de las pasiones, si deciden apostar su resto por una mujer que estremece esa parte de sí mismos que parece llevar muerta demasiado tiempo: el corazón. Todos optarán por perder el mundo con tal de no perder la esperanza. En su decisión pesan más los sueños, el apego, el deseo de felicidad, que la realidad, porque presienten que no vale la pena vivir de otra manera.