Este libro es a la vez una curaduría de la obra de Kijano y, al mismo tiempo, una valoración crítica. En su exhaustivo estudio, Raymundo Ernst asegura que la obra de Kijano, «tan plena de color, vivaz en su concepción, siempre alegre y que rezuma sensualidad, lo es solo en apariencia. Su sentido más íntimo está en la tragedia, tal y como se le pude entender en su consideración como arte y en el de la vida misma».