Femina Paradoxus es «una obra rigurosamente trabajada en el lenguaje», dice el Acta del Jurado del Premio de Dramaturgia Óscar Liera 2020. Los que conocemos la obra de Dante Medina en todos los géneros literarios sabemos que eso es lo que caracteriza toda la escritura suya: el rigor, pero un rigor lúdico, no solemne. Luego, el Jurado añade: «cuidando todos los detalles de su construcción dramática». ¡Claro! En Dante hay un relojero de la precisión literaria y la meticulosa fabulación, y en sus textos predomina lo poético, con un toque de absurdo muy humano y una remembranza de la Commedia dell’Arte. Consigna, contundentemente, el Acta, «una visibilidad del corpus femenino». Sí, Dante Medina siempre habla de mujeres, incluso cuando parece hablar de otra cosa. Su mundo es femenino, y en él las mujeres son lo más excelso de la humanidad, jamás sencillas, sorprendentes y paradójicas, como en esta pieza de teatro: tiernas y feroces, amorosas e implacables, atrevidas y sensibles, generosas y despiadadas, procaces y elegantes, vulgares y maestras de la lengua. Saben que en ellas reside el duro privilegio de conservar la existencia de la humanidad. Son creadoras y creativas.
Leída o puesta en escena, esta Femina Paradoxus no dejará de sumergirnos en la duda, el asombro, la perplejidad, y apuesto que con una sonrisa (algo amarga también) de sentir que una inteligencia superior, femenina, se acaba de burlar de nosotros, y lo ha hecho con tanta sutileza que le quedamos agradecidos por la enseñanza.