En los últimos años hemos estado viviendo una importante revolución en el campo de los vehículos denominados inteligentes, los cuales tienen la capacidad de comunicarse entre sí y con la infraestructura de la ciudad y de las carreteras. El desarrollo de las redes vehiculares involucra a diversos actores, como científicos que focalizan su investigación en el perfeccionamiento de la tecnología implicada, fabricantes de automóviles que ven interesantes oportunidades de diseño y mejora de sus vehículos, gobiernos que identifican una ocasión de reducir la siniestralidad en las carreteras y los índices de contaminación en las ciudades, además de los conductores y ciudadanos cuya seguridad vial y calidad de vida puede mejorar sustancialmente.