Ya es mucho decir que un politólogo apasionado como
Hernández Norzagaray abandone el análisis frío para dejarse envolver en la ensoñación de una prosa muy rica y a ratos poética, en donde se funde la historia con las costumbres, los personajes con las sindicaturas y los pueblos
mágicos, los manjares de la mesa con las disquisiciones
intelectuales, la enorme veta cultural del sur de Sinaloa
con su patrimonio que reúne la práctica de la ulama, así
como los acontecimientos que sacudieron los cimientos
de esta tierra en el siglo xix —como las pestes amarilla y
bubónica—, junto con sucesos más caseros como el rapto
de una reina del Carnaval y los versos que trovadores, poetas, narradores, gente de barrio y de capitales mundiales
le han brindado, con embriaguez y embeleso, a esta ciudad y puerto que sonríe hasta en la configuración de su misma bahía.
No será posible visitar o vivir en Mazatlán sin leer este libro. Aquí están, servidas en bandeja de papel y tinta, todas las claves para sostener una conversación, una entrevista, una conquista, una seducción con el mazatleco o mazatleca más recalcitrante. ¿Quieres saber de los historiadores, cronistas, autores, fotógrafos, pintores y demás celebridades que por capricho o accidente, reflexión profunda o arranque intelectual, quisieron apostar sus plumas, pinceles y ángulos por Mazatlán? A ellos también los encontrarás, al igual que un catálogo de obras, tesis, ensayos, poemas y canciones sobre la cuna de la Cervecería del Pacífico y la música de banda.