Las dinámicas migratorias entre México y Estados Unidos han obedecido a distintas etapas históricas y a los cambiantes contextos económicos y políticos de ambos países. A partir de 2008, estas dinámicas, que tradicionalmente corrían de sur a norte, se modifican ante el incremento del flujo de migrantes que retornan a sus comunidades de origen en México como resultado del reforzamiento de políticas y leyes antiinmigrantes bajo el contexto de la crisis financiera y de los mercados laborales en Estados Unidos. Este libro analiza la complejidad del fenómeno del retorno desde una perspectiva en la que se incorpora la visión de los propios migrantes como los actores principales, lo que nos permite comprender los diversos escenarios que enfrentan y el diseño de estrategias que construyen frente a una realidad caracterizada por la continuidad de condiciones de marginación y vulnerabilidad, en donde la comunidad, las redes sociales y los vínculos familiares tienen un importante papel como recursos sociales y culturales. A través del estudio de caso de Cosalá, Sinaloa, la autora rescata la vivencia del retorno de las familias migrantes, caracterizado por la presencia de los menores nacidos en Estados Unidos, incluyendo sus retos, ajustes y expectativas, así como los elementos que intervienen y condicionan el proceso de reinserción y el papel de los fondos de identidad transnacional como fondos de conocimiento, entendidos como un cúmulo de información y elementos culturales adquiridos a través de la experiencia migratoria, los cuales se hacen presentes a través de acciones y prácticas de pertenencia a ambas culturas.