Por allá del rumbo de La Noria, en un rincón que nadie recuerda porque a nadie le conviene acordarse, en el imaginario pueblo de Cuescamula vive Enrique Uriate, mejor conocido como el Quicón, un imponente serrano aficionado a la música de Los Alegres, Los Cadetes y Los Relámpagos, admirador de los míticos personajes que protagonizan sus corridos favoritos. Un buen día decide marcharse de casa para recorrer el mundo, dispuesto a demostrar que es un hombre de valía y honor, digno de inspirar un corrido que le permita acceder al olimpo de sus ídolos.
Nuestro bravucón e ingenuo héroe emprende entonces una aventura a través de la sierra de Sinaloa, con la fiel –e involuntaria– compañía de su siempre hambriento primo Socho, cómplice y consejero en memorables batallas. A continuación atestiguamos las cuestionables victorias frente a los también cuestionables rivales de este par (que van desde una maquinaria de campo hasta los capos locales), mientras la contagiosa imaginación del Quicote va transformando en realidad el universo de sus fantasías épicas.
Esta novela, escrita en una prosa en la que predominan el humor y la ironía, posee un lenguaje rico en localismos norteños del español antiguo así como dichos, maldiciones y otras expresiones populares modernas. Su enérgico ritmo nos lleva, de la mano del entrañable protagonista, a ser los primeros escuchas de una tonada legendaria: “Y a pesar de que no siempre / lo acompañó la cordura, / el Quicón es el ejemplo: / cada hombre es el más hombre / si camina con orgullo y / si pelea con respeto”.