«Estudioso de las letras y gastrónomo autodidacta». Así presenta (y así se describe él a sí mismo con humor y modestia) la enciclopedia Wikipedia al poeta Adolfo Castañón (México, D.F., 1952). De lo primero («estudioso de las letras») no cabe albergar ninguna duda. Soy un degustador frecuente y deleitado de las numerosas viandas que fluyen de sus «estudios de las letras» y de su pluma erudita, prolífica y alegre (una vivacidad, sobre todo, del lenguaje que emplea). Una escritura también meditadora y reflexiva, vistosamente informada, lírica, sensible, variada, y que en su poesía no teme sino se regocija aventurándose en los meandros de la experimentación, la irregularidad, el juego y la metamorfosis, valiéndose para ello del octosílabo, el verso libre, la prosa poética y el poema en prosa. El vuelo de la imaginación, la destreza en el manejo del idioma. La «varia invención» en forma y fondo de la literatura. Castañón trabajó durante 30 años como editor en el Fondo de Cultura Económica. Poeta malabarista de las letras, los géneros y su entrecruzamiento, sus méritos lo llevaron a ser aceptado como miembro de la Academia Mexicana de la Lengua en el año 2005, donde ocupa la silla que antes perteneció a Francisco Monterde y a Héctor Azar.