La conservación y transmisión del patrimonio cultural se ha revelado como una tarea esencial para nuestra sociedad, pues ello garantizaría el mantenimiento de la identidad histórica. Sin embargo, este ensayo cuestiona si el auge de los discursos de la memoria se debe a la consolidación de una nueva conciencia
de historicidad o si se trata de un fenómeno derivado de nuestra sociedad de consumo, la cual llega a atrapar al pasado para capturarlo y convertirlo en un producto más de entretenimiento y márketing.